¿Has experimentado alguna vez que acabas de abandonar tu trabajo y todo lo que deseas es una brisa fría y música que te alivie el estrés, pero no tienes idea de a dónde apuntar? ElMero Grupos Nortenos en San Diego, la actividad norteña nunca se detiene. Aquí la música no es simplemente viva, es un fuego que te atraviesa los pies y te hace olvidar hasta el calor de la primavera.

En esta ciudad, las bandas norteñas presentan desde un acordeón bien afinado hasta un bajo sexto que rompe en cada rola. Las celebraciones de sábado suelen estar tan llenas de ropa que los vecinos acaban bailando en pijama. San Diego respira melodías norteñas, desde las melodías en bares pequeños hasta grandes acontecimientos en salones con luces de colores que parecen de otro planeta.

Un domingo todo puede desembocar en un jaripeo, con numerosas personas, tacos de cerveza y atuendos de cowboy. No tiene importancia si te gusta el sombrero grande o optas por un estilo más relajado, aquí todos se combinan como agua fresca con tequila. Esa combinación de culturas mexicanas y el entorno de California genera parrandas sin igual—hasta las paredes se mueven con la vibración del tololoche.

Una vez oí a un compañero afirmar que en San Diego la música norteña no solo se escucha, sino que también se experimenta. Y vaya que estaba en lo correcto. La banda inicia con “Me Gusta el Norte” y cada integrante entra en la pista para probar nuevos pasos, aunque finalices bailando como un robot desintegrado. En cada rincón surgen grupos que transforman el gusto de las melodías clásicas, fusionando cumbias con un matiz de sierreño o añadiendo saxofón a canciones que anteriormente eran sencillas.

Lo único aquí es la vibra receptiva y la sencillez con la que te incorporas al reposo. Si provienes del norte, te sentirás como si estuvieras en tu hogar. Si no, rápidamente comprendes que no puede faltar la carne asada, al igual que las carcajadas mientras alguien desafina el tololoche. Existen quienes sostienen que los romances más hermosos surgen bajo la tenue luz de un baile norteño, con una rola bien entonada y zapatos impactando el suelo polvoso.

En San Diego, ir a un baile es similar a abrir la puerta de la vivienda de tu tía en Navidad: sonido, comida, gente congregada y un entorno que llena el espíritu. No tiene importancia si el grupo interpreta covers o canciones propias, lo que importa es la pasión, la dedicación y el alma en cada melodía.

Por lo tanto, la próxima vez que te cuestionen dónde hallar la más elegante fiesta norteña, levanta la mano y di con orgullo: “¡En San Diego, la música norteña no solo se interpreta, sino que también se vive!” Pruébalo. Y si la música te hace moverse, no culpes al mezcal—dale las gracias al grupo de Norteamérica.